¿Cuántas veces te has encontrado fatal después de tomar una decisión?
A mí me ha pasado muchas veces. Bueno, me pasaba antes de que empezara a escuchar a mi cuerpo.
No hay una forma de actuar que nos tenga que servir a todos por igual ni decisiones que podamos adoptar en masa. Hay quien necesita aprender a mostrar firmeza al dar su opinión, y otros que necesitan aprender a ser más flexibles a la hora de dar su opinión. Cada uno estamos en un punto diferente de aprendizaje vital.
Toma decisiones escuchando a tu cuerpo
Lo que todos tenemos que aprender es a escuchar a nuestro cuerpo porque no nos han enseñado a hacerlo. Nuestros antepasados más lejanos sí que lo hacían. Los que vivían antes de la existencia de hospitales y centros de salud a la vuelta de la esquina utilizaban la Escucha Biológica para vivir en armonía.
Si aprendes que tu vida emocional afecta a tu cuerpo físico, aprenderás a vivir integrando a tu cuerpo y tu mente en un todo.
[bctt tweet=»Integra tu cuerpo y tu mente en un todo» username=»mariapilarbio»]Descubrir que las situaciones que me producen gran estrés emocional afectan a mi cuerpo, me permite realizar el proceso por el que escucho en mi cuerpo qué es aquello me produce estrés.
Y eso me lleva a mejorar mi vida, mi gestión emocional y mis relaciones interpersonales.
Gestionar el estrés emocional
Después de detectar las situaciones estresantes tengo que aprender a manejar ese estrés. No vale la huida del estrés como solución.
Escuchar a tu cuerpo no quiere decir que porque esté muy nerviosa antes de una entrevista de trabajo y vaya al baño 5 veces, tenga que escaparme y no hacer la entrevista.
Pero si estoy prolongando en el tiempo una situación muy desagradable para mí, siendo consciente de los efectos negativos que me produce, y mi cuerpo se queja, tengo que prestar atención al mensaje que me está dando mi cuerpo.
¿Tomas tus decisiones basándote en el «qué dirán»?
Es demasiado habitual ver a quienes basan sus decisiones pensando en los demás:
- decisiones que se basan en hacer algo para que no digan que no lo hago
- decisiones que se basan en no hacer algo para que no me critiquen por hacerlo
- decisiones que tomo para que los demás no se enfaden
- decisiones que tomo para que los demás no se vayan de mi lado
- y seguro que se te ocurren más ejemplos…
Aclaro que no me refiero a respetar normas familiares o laborales, por ejemplo, que son importantes respetar.
Me refiero a decisiones que incumben con nuestro desarrollo personal.
Produce mucho estrés vivir queriendo satisfacer permanentemente a los demás y encajar con la opinión que ellos tienen de nosotros.
Cuando yo hago algo, lo hago porque estoy absolutamente segura de hacerlo. Hacerlo esperando agradecimiento y reconocimiento no es buena opción. Si obtengo reconocimiento y agradecimiento, genial, pero que no sea mi objetivo prioritario.
El mejor indicador de acierto o error a la hora de tomar tus decisiones es cómo te sientes. Y no me refiero a si tienes miedo ante el futuro incierto (que es lógico)
Si pasado un tiempo prudencial, emocional y físicamente estás en armonía, tienes la mejor comprobación de acierto.
El lenguaje simbólico
Como dice Léon Renard «el ser humano posee un lenguaje hecho de palabras y de frases para comunicarse, y también lenguajes simbólicos para comunicarse más allá: un lenguaje físico compuesto de dolores, síntomas, patologías…»
Los beneficios de escuchar a tu cuerpo son innumerables. Lo mejor que puedes hacer es comprobarlo por ti mismo.
La Escucha Biológica te permite establecer una relación entre los acontecimientos vividos y el estrés emocional que han generado en ti.
Tu cuerpo te va a dar avisos para que hagas todo lo que tienes que hacer para resolver la situación estresante.
Decide con la mente y con tu cuerpo
Te lo recomiendo, escucha a tu cuerpo. Aprende su lenguaje. Decide desde tu propia armonía.
2 Comentarios
Magda
Gracias, María! Comparto mi experiencia de hoy mismo. He compartido con mis compañeros de trabajo, un proyecto personal, que me hace ilusión. A poco rato me ha empezado a molestar la garganta. Eso me ha hecho pensar: He hablado demasiado? Debería mantener la información para mi? Gracias!
María Pilar
Hola Magda!!
piensa en toda la situación: qué ha pasado mientras lo contabas, y después de exponerlo? Ha habido algún comentario de tus compañeros o gesto que te ha molestado? Si has llegado a pensar que deberías mantener la información para ti es porque algo (la reacción de tus compañeros, por ejemplo) te ha hecho pensar eso.
¿Ha pasado algo más?
Un abrazo!!!