Las heridas emocionales que ignoramos o que no reconocemos pueden causar problemas de salud física y mental.
Cerrar nuestras heridas emocionales es el primer paso hacia una vida plena, consciente y equilibrada en la que experimentamos paciencia, compasión y comprensión, tanto hacia nosotros mismos como hacia los demás (y de paciencia y compasión está la sociedad muy necesitada)
Aquí voy a darte unas pautas con las que cerrar tus heridas emocionales.
¿Qué es una herida emocional?
Como seres humanos, es un hecho innegable que todos arrastramos heridas emocionales que tienen su origen en la infancia.
Cuando nuestros padres o cuidadores, por mucho que nos quieran, no nos proporcionan la atención y el afecto que tan desesperadamente necesitamos, esto puede provocar sentimientos de dolor y pena, creando lo que se conoce como una herida emocional.
Las heridas emocionales suelen producirse como consecuencia de experimentar algo traumático, como ser víctima de malos tratos en la infancia o presenciar un crimen violento. Estas heridas pueden causar una amplia gama de síntomas emocionales y físicos, como depresión, ansiedad e insomnio.
Sea cual sea el motivo, el origen de estas heridas suele estar en nuestra primera infancia y adolescencia. Las heridas emocionales pueden enquistarse fácilmente, porque en estas fases de la vida no tenemos herramientas emocionales ni cognitivas para curarlas, y pueden seguir causándonos dolor y traumas en la edad adulta.
Las heridas emocionales pueden obstaculizar nuestro crecimiento personal y espiritual y, si no se tratan, pueden causar graves problemas en nuestras relaciones personales y profesionales.
¿Qué aspecto tiene una herida emocional?
Una herida emocional suele ser invisible para los demás y, por tanto, fácil de ignorar. Sin embargo, el dolor y el daño causados por una herida de este tipo pueden ser tan reales como las heridas físicas.
Las heridas emocionales vividas en la infancia pueden configurar nuestro aspecto físico. Puede verse en mujeres que no caminan con la espalda erguida y tienen hombros caídos en una señal de indefensión e impotencia. También en personas con miradas tristes y sin vitalidad, cuerpos con sobrepeso para intentar bloquear al agresor y mandíbulas en tensión.
En realidad, no podría hacer una lista exhaustiva de cómo se manifiestan las heridas emocionales en el cuerpo porque las historias son tan personales y hay tantos factores en juego que cada persona configura su cuerpo (en la medida en la que la genética da permiso) en base a sus experiencias.
En algunos casos, las heridas emocionales pueden conducir a autolesiones, pensamientos suicidas e incluso al suicidio. Si tú o alguien que conoces sufre una herida emocional, es importante que busquéis ayuda de un terapeuta o profesional de la salud mental cualificado. Con tratamiento, es posible superar el dolor de estas heridas y vivir una vida plena y feliz.
Comprender las heridas emocionales
Es esencial comprender el impacto de las heridas emocionales y ser conscientes de los efectos que tendrán en nuestro bienestar mental, emocional y físico.
Para cerrar estas heridas debemos ser conscientes de cuáles son nuestros patrones de pensamiento, cómo manifestamos nuestras emociones y debemos estar dispuestos a aceptar y afrontar el dolor asociado a ellas.
Y lo que es más importante, estar abiertos al cambio.
Sanar las heridas emocionales
Es posible sanar las heridas emocionales; sin embargo, son procesos en los que tenemos que mantener la paciencia y ser constantes para liberar nuestro bienestar emocional.
El proceso de curación emocional comienza viendo nuestras heridas emocionales. Muchas veces nos negamos a mirar hacia nuestro pasado y reconocer el daño que sufrimos, por lo que identificar y reconocer nuestras heridas emocionales se hace casi imposible.
Una vez que miramos a nuestro dolor emocional es fundamental comprender el origen de las heridas emocionales para curarlas.
En Biodescodificación nos centramos en llegar a la raíz, al momento en el que se origina la vivencia estresante que nos ha desestabilizado y ha roto nuestro equilibrio interno. Si esa vivencia estresante no es puesta en palabras y reprimimos las emociones y sentimientos que se han experimentado, va a producirse una herida emocional que puede llegar a somatizarse en el cuerpo.
Para promover el desarrollo personal y ampliar nuestra consciencia, debemos esforzarnos por perdonar a quienes nos han causado daño emocional, y extender la empatía y la compasión hacia nosotros mismos. Con la ayuda adecuada y muchas dosis de resiliencia, es posible avanzar hacia la autocuración.
Claves para cerrar las heridas emocionales
Clave 1: Sé tú mism@
El primer paso para sanar emocionalmente es ser fiel a ti mism@.
Sé consciente de tus deseos, pon límites y afirma tus creencias y valores. Vivir ajustándose a las expectativas de los demás es absolutamente estresante porque además, nunca llegaremos a satisfacer las expectativas de los otros. Conócete en profundidad, establece tus objetivos y ve hacia tu felicidad.
Clave 2: Acepta la Realidad
Libérate de tu necesidad de perfección y aprende a perdonarte tanto tus errores como los demás. Acepta que las equivocaciones son parte de la vida y que la vida muchas veces es muy diferente a como la habíamos imaginado, pero aún así, la vida es para vivirla.
Clave 3: El tiempo no basta
Cuando se trata de curar heridas psicológicas y emocionales, no podemos pensar que el tiempo va a hacer todo el trabajo. La distancia que el tiempo nos da puede servir en casos de duelo, sí, pero es imprescindible dar los pasos necesarios para sanar la herida en sí, y no dejar que supure.
Existen muchas técnicas de autoayuda emocional, como la visualización, la meditación y el yoga, que puedes utilizar para iniciar el proceso de curación.
Clave 4: Enfréntate a tus miedos
Para sanar aún más el vacío emocional, tienes que enfrentarte a tus miedos y comprender de dónde vienen.
Tanto si estos miedos proceden de experiencias infantiles que se han convertido en traumas o fobias, como si han surgido en tu etapa adulta, es necesario que los afrontes para poder superarlos.
Clave 5: Sanar la línea familiar
Hay una transmisión familiar consciente e inconsciente que va pasando de generación en generación. Tanto los aprendizajes como los traumas vividos por nuestros ancestros están en el inconsciente familiar.
Es importante reconocer los patrones de pensamiento que hemos heredado y tomar conciencia de las emociones que los acompañan.
Clave 6: Apóyate en tus seres queridos
Es importante contar con una red de amigos, familiares y colegas que te apoyen y te animen en los momentos difíciles y en tu proceso de curación emocional.
Hacerlo puede ayudarte a tomar conciencia de cualquier emoción o pensamiento del que tú no eres consciente y transformarlo.
Clave 7: Piensa en positivo
Para facilitar la curación emocional, sustituye tus pensamientos negativos por pensamientos positivos.
Analiza tus pensamientos y pregúntate si el pensamiento es útil o lo úninco que va a hacer es causar angustia y ansiedad.
Pero vamos a detenernos en esta clave y a profundizar en cómo transformar los pensamientos negativos en positivos.
¿Cómo eliminar los pensamientos negativos para ser más feliz?
¿Te encuentras a menudo abrumado por pensamientos o sentimientos negativos? ¿Has notado cómo se deteriora tu bienestar por culpa de ellos?
Comprender los efectos de los pensamientos negativos en nuestra salud es un paso importante para aprender a eliminar los pensamientos negativos.
La negatividad puede manifestarse de muchas formas distintas, como la preocupación por el futuro, el enfado hacia los que nos rodean o la nostalgia por el pasado que nunca volverá.
¿Qué causa los pensamientos negativos?
Los pensamientos negativos pueden proceder de muchas fuentes distintas. Las heridas emocionales, el estrés, el exceso de trabajo, la falta de sueño, las relaciones negativas y las experiencias traumáticas pueden contribuir a los pensamientos negativos.
Por lo tanto, para eliminar eficazmente los pensamientos negativos, es esencial comprender su origen.
Aparte de las fuentes externas, nuestros propios pensamientos internos también pueden provocar pensamientos negativos.
Podemos quedarnos atrapados en patrones de pensamiento improductivos y rumiar ideas y experiencias negativas. Cuando prestamos demasiada atención a nuestro crítico interior, a ese guionista interno que se empeña en rodar películas mentales dramáticas, podemos sentirnos abrumados y estresados, lo que conduce a más pensamientos negativos.
Identificar los pensamientos negativos
El primer paso para eliminar los pensamientos negativos es identificarlos.
Nuestra mente es muy poderosa y trabaja día y noche.
Prestar atención a los pensamientos que te pasan por la cabeza cada día puede ayudarte a identificar los que son inútiles o contraproducentes.
Presta atención a los indicadores de pensamientos negativos, como la autoculpabilización, el perfeccionismo, los pensamientos autodestructivos y por supuesto, a las señales que te envía tu cuerpo. Cuando estés horas y horas dándole vueltas a un pensamiento negativo, verás como aparece un ligero dolor de cabeza o de estómago. O quizás sea otra señal la que te envía tu cuerpo, pero préstale atención.
Una vez que hayas identificado tus pensamientos negativos, puedes empezar a buscar formas de transformarlos.
Una forma de hacerlo es reconocer que los pensamientos no son hechos y no pueden tomarse al pie de la letra. Desafiar mentalmente tus pensamientos negativos o responder a ellos puede ayudarte a mantenerlos en perspectiva.
Encontrar formas de sustituir los pensamientos negativos
Para eliminar los pensamientos negativos, es importante encontrar una forma de sustituirlos por pensamientos más útiles o productivos.
Realizar ejercicios de escritura expresiva o terapéutica es una forma útil de procesar los pensamientos negativos que surjan y darnos cuenta de lo lejos que estamos de vivir la vida plena que deseamos.
Escribir tus pensamientos y reacciones puede ayudarte a adquirir perspectiva sobre ellos y a encontrar formas de afrontarlos.
Además, encontrar mecanismos y actividades de afrontamiento saludables puede ayudar a sustituir los pensamientos negativos por otros más positivos.
Como ya he comentado, las actividades de atención plena, como el yoga, la meditación, los diarios y las terapias artísticas, pueden ayudarte a permanecer en el momento presente y cultivar una perspectiva más positiva.
Practicar la gratitud puede ser una herramienta poderosa para ayudar a desviar la atención de los pensamientos negativos y a sentirnos agradecidos por las cosas de la vida que nos aportan alegría.
Por último, cultivar relaciones positivas es una forma estupenda de combatir los pensamientos negativos.
Pasar tiempo con amigos, familiares y mentores que nos apoyan y animan puede ayudarnos a ganar perspectiva y ofrecernos un descanso de nuestros propios pensamientos negativos. Es importante recordar que nadie es perfecto, incluidos nosotros mismos.
Cerrar heridas para vivir la vida que deseas
Es difícil gestionar el dolor asociado a las heridas emocionales, sin embargo, con paciencia y constancia, podemos hacer progresos significativos hacia nuestro bienestar emocional. Reconocer los pensamientos negativos que nos producen y encontrar formas de verlos desde una perspectiva más positiva, es la vía para romper patrones de pensamiento dañinos y dar pasos hacia esa vida de película que nos merecemos.
Dedicarnos tiempo para autosanarnos y rodearnos de personas que nos aporten alegría y nos levanten el ánimo es una parte importante para llevar una vida más feliz y saludable.