Sabemos que cuerpo y mente están conectados.
Solo con pensar (insisto, PENSAR) diez segundos en esa persona que te excita tanto tu cuerpo desata todo un proceso que quizás estás notando ya mismo 😉
O si piensas que tienes dos limones, que los vas a cortar por la mitad y que vas a beberte el zumo de esos limones, tu boca ya se está llenando de saliva.
Más allá de estos ejemplos tan sencillos, la influencia de la mente sobre el cuerpo está más que demostrada. El estrés que comienza en nuestros pensamientos, si es mantenido demasiado tiempo, llega a somatizarse en el cuerpo de diferentes formas.
¿Por qué nos producen malestar los pensamientos negativos?
La mente humana tiene unas características que es fundamental que conozcas para no caer en sus trampas y vivir una vida saludable.
Mientras que no conozcas cómo funciona tu mente y la relación que establece con tu cuerpo vas a estar pensando que lo que te pasa es por mala suerte o porque un día pisaste la caca de un perro.
La ansiedad, los problemas digestivos, los dolores de cabeza o el insomnio por ejemplo, están estrechamente relacionados con lo que piensas. Y si no me crees, te lo explico.
Mario Alonso Puig, médico especialista en cirugía general y del aparato digestivo, miembro de la Academia de Ciencias de Nueva York y de la Asociacion Americana para el Avance de las Ciencias, dice en una entrevista al diario Expansión:
“La mente y el cuerpo son dos dimensiones que se pueden distinguir pero que no se pueden separar. Es como una hoja de papel que tiene un anverso y un reverso.
No existe una hoja de papel en la que se pueda quitar el anverso y dejar solo el reverso. Por eso la mente está presente no solo en lo que pensamos y en lo que sentimos, sino también en lo que sucede en cada una de las células y órganos de nuestro cuerpo.
Según estudios realizados a lo largo de muchos años por la Universidad de Harvard [ATENCIÓN] entre un 60% y un 80% de las enfermedades que padecemos, tienen una relación directa con las denominadas emociones tóxicas, emociones como la desesperanza, la angustia y la sensación de impotencia.
Este tipo de emociones generan daño físico porque son capaces de producir aumento de los radicales libres, perturbaciones profundas en el equilibrio hormonal y en la propia dinámica de los cromosomas.”
3 características de tu mente que demuestran que mente y cuerpo están conectados
Mente y cuerpo están conectados. Tan conectados que con sólo escuchar un piropo subido de tono te sonrojas. Es decir, unas simples palabras han provocado una reacción física instantánea en tu cuerpo.
Y tantas veces recuerdes esas palabras «calientes» puedes volver a tener las mismas sensaciones físicas.
Esto sucede porque nuestra mente no distingue entre lo real y lo imaginario, entre el pasado, el presente y del futuro, y entre lo que me pasa a mí o a otra persona.
1. La mente no distingue entre pasado, presente y futuro
Si me dedico a recrear en mi mente historias (ya sabes que me gusta llamarles «Películas Mentales«) e imaginar un futuro terrible, mi nivel de angustia aumenta. Y cuanto más me recree en esa película mental pensándola mañana, tarde y noche más aumentará mi angustia.
Esa angustia puede venir acompañada de dolor o malestar causados por la intensidad de los pensamientos y de los sentimientos que le acompañan.
Si me recreo en un suceso doloroso que pasó hace mucho tiempo y lo tengo presente constantemente, mi biología que no distingue si lo que estoy pensando es algo del pasado o está sucediendo ahora, reacciona a los sentimientos y emociones que despiertan esos pensamientos.
2. La mente no distingue entre real, imaginario y virtual.
La mente tampoco distingue lo real de lo imaginario o virtual.
Es por eso que la película que tengo en mi mente puede ser algo que estoy recordando o algo que imagino con mi gran capacidad para inventar dramas, pero si va acompañada de mucha carga emocional va a elevar mi estrés y mi cuerpo reaccionará a ese estrés.
Lo mismo sucede cuando vamos al cine, y aunque sabemos que son actores en escenarios ficticios, nos preocupamos por el protagonista y sentimos cómo nuestro pulso se acelera o nos provoca un nudo en el estómago cuando su vida peligra.
Nuestra mente no ha distinguido si era real o virtual, sólo detecta las emociones que avisan de una situación estresante y manda órdenes precisas para regular ese estrés.
Y este ejemplo lo puedes aplicar también a continuación:
3.La mente no distingue entre yo mismo y el otro
Y la tercera característica es que nuestra mente no distingue el «yo» del «otro». Si mi capacidad de empatizar está desbordada, mi estrés emocional puede elevarse por encima de mi límite tolerable al mimetizarme con el dolor del otro.
Eso pasa por ejemplo, cuando una persona querida está pasando por un mal momento y aunque no afecte directamente a mi supervivencia yo empiezo a sufrir, a no dormir, a no comer y no tener energía para nada porque pienso en lo que le está pasando a esa persona.
Mi mente no distingue si esa situación crítica es mía o de otra persona. Nuevamente, detecta pensamientos intensos cargados de emociones negativas que elevan el estrés y reacciona a eso.
¿Qué aplicación tiene todo esto que te he contado en tu vida diaria?
Lo primero de todo que tienes que ser muy consciente de las películas mentales que te montas.
Tu cuerpo te avisa a través de esa pequeña molestia, de ese dolorcito o de lo que sea que te perturba físicamente de que tienes que reducir toda esa actividad mental porque está estrechamente relacionado con tu malestar.
En este vídeo te lo explico con más detalle:
Un ejercicio mental sencillo para reducir pensamientos negativos
Así que como ejercicio mental te propongo que tomes ahora mismo consciencia de cuáles son las películas mentales en las que estás atrapado o atrapada ahora mismo.
No te voy a explicar ahora la relación entre esa película imaginaria y tu síntoma físico pero en otro momento hablaremos de la lógica biológica con la que se plasma en el cuerpo el estrés emocional negativo.
Piensa en una de tus «superproducciones mentales».
- ¿En qué te basas para imaginar esas situaciones negativas? ¿Tienes evidencias consistentes para pensar en eso?
- ¿Para qué revives constantemente esas situaciones del pasado? ¿Tienes algún beneficio?
- ¿Puedes poner tu mente en algo más positivo y productivo para ti?
Si empiezas a quitarle fuerza a esas películas mentales, el malestar que te acompaña desde que tienes ese peliculón se reducirá también.
Te invito a hacerlo. A mí me cambió la vida. ¿Por qué a ti no?
En mi libro «Películas Mentales: libérate de los dramones que te montas y afectan a tu salud» te explico con detalle estos tres principios y te doy un montón de formas para empezar a libertarte de esas películas mentales. (Tiene más de 300 reseñas positivas en Amazon, verás como si lo lees te lo pasas bien 🙂 )
Seguro que ahora ya no vas a permitirte recrearte días y días en futuros negativos que quizás nunca sucedan, ¿me equivoco?
Porfa, si crees que puede ser útil esta información a alguien más, compártela
2 Comentarios
Maria Selles Sorli
Hola Issabel gracias por compartir me he dado cuenta que tienes razón sigo con mis molestias digestivas, en este momento estoy poco a poco de la dieta blanda, aún me duele el estomago, me aparece cuando tengo la menstruación al ser cando más floja estoy, todo es porque revivo la perdida de un ser querido, ahora se que tengo que dejar ir ese dolor y transformarlo en agradecimiento por todo lo que vivi a su lado, lo feliz que me hace saber que me sigue apoyando este donde este. Se que la película mental que me provoca estres negativo ha finalizado, Ahora estoy floja pero feliz, sabiendo que voy a poder controlarlo. Aparte sigo desempleada y hago todo y más para volver a estar empleada pero mi familia piensan que no hago suficiente, eso hace que a veces vea el fúturo oscuro, pero vuelvo a estar optimista porque se que puedo volver a estar empleada de momento por cuenta ajena.
María Pilar Sánchez
Es genial que hayas identificado la película mental que te hacía sufrir y que mantengas el optimismo. Mucha fuerza!!!