Las peleas, las discusiones y las broncas pueden tener efectos tan negativos en tu salud como la ansiedad, la depresión llegando incluso a generar adicciones.
La Asociación Americana de Psicología ha demostrado que las relaciones conflictivas generan problemas físicos tales como la baja respuesta inmunológica o procesos de cicatrización más lentos.
Y si has pensado que es mejor no decir lo que piensas, ni manifestar lo que sientes para no provocar conflictos ni discusiones, estás en un error. Se ha demostrado que aquellos que se reprimen para evitar los enfrentamientos y reprimen sus sentimientos somatizan igualmente
La reacción automática cuando te enfadas puede ser ponerte a gritar como si fueras un vendedor ambulante o reprimirte por encima de tus posibilidades para no empeorar la situación. Son dos caras de la misma moneda.
Todo lo que quieras hacer para mejorar tu y tus relaciones se basa en mejorar estas dos caras de la moneda.
Ni voy a gritar ni me voy a reprimir.
Contenido
¿Qué puedes hacer para que las emociones no te exploten en la cara durante una discusión?
Hay dos aspectos clave a tener en cuenta.
Reconoce tu tendencia en las discusiones
1.- Lo primero de todo, piensa, ¿cuál es tu tendencia en una discusión?
Hay quienes tienen la tendencia de gritar, y quienes tienen la tendencia de callarse en una pelea o enfrentamiento. Aunque haya ocasiones en las que te calles y otras en las que te enervas, ¿cuál es la más predominante en ti?
El crecimiento interior pasa por unir los dos polos. Si tu tendencia es callarte, plantéate con qué tono de voz te gustaría hablar, qué palabras te gustaría usar para expresar tu opinión, qué es lo que te gustaría decir.
En el caso de que lo tuyo sea elevar la voz todo lo que puedes «porque es lo que te surge», tengo que decirte que es una excusa que te pones. Supongo que los gases de tu cuerpo pueden llegar en cualquier momento, pero no los liberas en cualquier lugar a cualquier hora. Sabes controlarte y puedes hacerlo (solo tienes que querer)
Lo que te viene no es lo que tiene que salir por tu boca. No te justifiques en «soy una persona muy sincera, hablo muy alto y si me pinchan exploto».
La rabia que de repente sube por tu cuerpo como si estuvieras en la boca de un volcán no es motivo para hacer lo que te apetezca. Tienes capacidad suficiente porque eres un ser humano y no un volcán para gestionar esa rabia.
Sé consciente de qué quieres hacer en una discusión
2.- El proceso para gestionar y manejar tus emociones hay que comenzarlo antes de que llegue la discusión. Es fundamental que seas consciente de qué es lo que quieres conseguir en esas situaciones en las que entras en discusión.
Si haces uso de una gran siceridad para contigo puedes identificar cuáles son las conversaciones o contextos que te hacen perder la paciencia y acaban en bronca.
Pongamos por ejemplo que donde más pierdes los nervios es en las reuniones familiares.
Plantéate ahora qué quieres conseguir positivamente en una reunión familiar. ¿Quieres ser capaz de dialogar con todos los presentes? ¿Quieres mantener la calma durante toda la reunión y disfrutar de la comida? (Sé que hay una gran probabilidad de que discutas porque quieres convencer a alguien que no se deja convencer de nada. Si es así, la pregunta es ¿para qué quieres cambiar a alguien que no se deja? ¿No será más fácil que cambies tú tus ganas de cambiar a otros?)
Eso que quieres conseguir POSITIVAMENTE, insisto, llévalo a la práctica antes y no esperes a ponerlo en práctica en la misma reunión.
¿Qué hacer con las emociones de la otra persona en una disputa?
Esto quizás te suene un poco raro, pero si lo piensas bien verás como es así.
Lo que haces en tu relación de pareja, lo que haces en la relación con tu hermana, con tus amigos o con quien sea, no es para la otra persona. Es para ti.
El problema no es la otra persona si no lo que tú haces con lo que la otra persona me da: sus palabras, sus gritos, sus actitudes, sus silencios…
Cuando has descubierto tu tendencia, como te he propuesto anteriormente, te das cuenta que te comportas igual en todas las relaciones. Si tu tendencia siempre es callarte, lo haces con todo tipo de personas. Si la tuya es gritar, lo mismo. Tu desarrollo personal pasará por aprender a expresarte en el primer paso o aprender a escuchar y exponer tus opiniones en un tono cordial.
Decide qué quieres decir, no para el otro, no para satisfacer o irritar al otro (que a veces es lo que apetece) No pongas el problema ni la solución afuera. Piensa, ¿qué es lo que quieres conseguir en tu relación con esa persona?
Si te enfadas, tu energía asciende, y ¿eso es motivo para decir cualquier cosa?
Lo que hay entre tu enfado y lo que dices, es un hábito aprendido. Quizás lo has aprendido de mamá, de papá, del abuelo o de tu hermana mayor.
Es un automatismo que tienes que reconocer y desarmar. Y no es cuestión de ser malo o bueno. El mecanismo aprendido que has incorporado sin razonarlo puede estar influyendo negativamente en tus relaciones.
Si a tu hermana le funcionaba gritar para conseguir lo que quería, tú quizás has incorporado ese automatismo, y gritas sin pensarlo, para que te den la razón o para conseguir otra cosa.
Cuando reconoces ese automatismo, puedes desarmarlo e incorporar un automatismo nuevo que te permita mejorar tus relaciones.
Y, ¿qué hago con lo que me sale?
Haz una separación entre lo que te sale y lo que quieres decir. Las emociones no son motivo para actuar haciendo cualquier cosa. Hay que practicarlo. Estoy enfadada pero ¿qué quiero hacer?
Cuando estoy triste, ¿qué hago? ¿Me permito salir de casa? ¿O me encierro porque es lo que he aprendido de mi madre?
No puedes hacer cualquier cosa con la excusa de una emoción
Cuando hay un crecimiento interior, llegas a controlar tus emociones y no tus emociones a ti.
La emoción es una energía que hay que usarla.
La mente mueve la energía, y la energía mueve al cuerpo. La emoción está en el punto intermedio. Si la emoción surge automáticamente de mí tengo que reconocer la mente que la produce. La tengo que cuestionar.
Si lo que quiere esa emoción es que grite repitiendo el patrón de mi madre o de mi padre que conseguían las cosas gritando, reconozco que ese patrón familiar aprendido en mi relación no funciona.
Comprendo que la emocion es una energía y yo le doy el motivo. Controlo que no salte el modo automatico de lo aprendido en mi familia.
Entrénalo en tu día a día
Todo el día se mueve energia: cuando doblas la ropa, cuando escuchas la radio, al saludar al vecino… Reconoces tus emociones cuando reconoces si estás copiando patrones familiares en cualquier situación.
Mira tus emociones y deja de considerarlas motivo para la acción. Reconócete en patrones similares a los de ciertas personas de la familia. Estos patrones son transmitidos con la educación y con lo vivido. Se transmiten consciente e inconscientemente, y todo lo que forma el inconsciente está para ser reconocido, puesto en consciencia y usado.
Identificar y diferenciar sentimientos y emociones
El motivo que yo le pongo a la emoción hace que la emoción se mueva hacia donde yo quiero.
Otro paso fundamental cuando te diriges al Bienestar Emocional es diferenciar entre sentimientos y emociones.
El sentimiento se puede decidir. La emoción surge.
Por ejemplo, reconozco que esto me hace enfadar mucho y por eso cultivo sentimientos de odio.
El sentimiento es lo que surge cuando le doy vueltas a la cabeza. Puedo mantenerlo mentalmente inconsciente o puedo hacer el ejercicio de reconocerme en el sentimiento de la ira.
¿Por qué me he enfadado? ¿Es porque me siento inferior a los demás y eso es lo que me enfada realmente? Cuando lo reconoces, comienza la toma de consciencia y puede cambiar la dirección de tus sentimientos y emociones.
Hay una decisión que te lleva al sentimiento. Si te quedas en el terreno emocional, en el terreno acotado a lo automático surge la emoción aprendida. Cuando entras en el terreno del sentimiento hay más posibilidades. Puedes decidir qué deseas sentir y a dónde quieres llevar tus sentimientos.
Con eso que surge en mí, ¿qué quiero sentir? Incluso, ¿qué quiero sentir en la relación con otra persona cuando surge eso en mí?
Hazlo en tu vida cotidiana
Nadie se sube a un Formula 1 sin haber conducido nunca.
Comienza tus entrenamientos en lo cotidiano, en las tareas más simples donde puedes profundizar en tus sentimientos y emociones porque te sientes más cómodo, dando pasos sin exigencias…
No te sitúes entre lo bueno y lo malo. No analices si es bueno o malo lo que sientes porque reprimirías el proceso de reconocimiento.
Es un proceso hermoso que hacer con delicadeza y belleza.
Exigirte ser cordial con determinada gente cuando sientes mucha ira, lo único que va a conseguir es que generes más ira.
Si soy tímido y me exigo hablar, va a aumentar en mí la tensión. Es mejor ir paso a paso.
Se comienza dando los pasos con personas de tu confianza, avanzando a situaciones más complejas donde le das la dirección a la emoción, decididendo el sentimiento y de ahí llegas a mejorar la relación.
Recuerda, no es algo que haces para el otro o porque el otro tiene que cambiar. Cada uno tenemos que hacer el cambio si así lo decidimos para nosotros mismos.
Tu salud física no tiene por qué deteriorarse porque vayas una reunión familiar donde otras veces se ha generado mucha tensión, discusiones o broncas.
Poner conciencia es poner tu conocimiento.
Me observo y ahí genero un conocimiento, no intelectual, observo que me enfado, que surge la tristeza… Eso es el conocimiento del conoscere, donde se genera la conciencia.
La información es mente, de la mente surge una energía, una emocion que mueve al cuerpo material.
En la emoción reconozco una información dentro de mí. Es el proceso de entrenar en lo cotidiano.
En Navidad, ese momento donde se supone que hay que sentirse bien pero la gente viene con la bolsa de problemas y todo el mundo se siente mal, es un buen momento para reconocer qué hacemos con nuestras emociones.
Disponte a ello. Si la emoción de rabia se te dispara, por ejemplo, haz un espacio vacío. Un tempo más lento como en la música. Un tempo de escucha en tu vida, un tempo donde tú te sientes, donde a través del cambio de velocidad te permites el reconocmiento.
Si no bajas tú la velocidad te la va a bajar la vida, con una enfermedad o un síntoma.
Es conveniente tomar esa decisión porque la velocidad lleva al choque. El tempo de escucha, de sensibilidad es donde surge la información
Conéctate, escúchate, obsérvate, date tiempo. No es cuestión de hacer cosas raras, sólo date un tempo natural.
Si entras en ese tempo te aseguro la oportunidad de escucharte.
Piensa que adentro estás dialogando con otro, al otro tienes que escucharle porque si no la información que da ese otro entra en la conciencia y se activa automaticamente.
El tiempo de escucha es ideal para las navidades.
Decide reconocerte.
Decide tomar un tempo de escucha
Usa la energía de las emociones, en lugar de que te use a ti.
La energía de la emoción es una fuente de energía inagotable
Y tú, ¿estás de acuerdo? Escribe tu comentario 🙂
1 Comentario
Bellatrix
Hola María pilar, gracias por abrir estos espacios de autoconocimiento y herramientas, últimamente me enfado mucho con mi compañero, y ahora leyendo tu post , creo ver el porque, SIENTO que no me ESCUCHa , y mi molestia es más porque el no hace un mínimo esfuerzo y cuando es de entenderlo a el , estoy ahí ,pues no se supone que así es ser PAREJA.
No hace un esfuerzo por entender a nuestro hijo de dos años, es molesto pues en nuestras charlas pareciera que estamos de acuerdo para interactuar con nuestro hijo, pero en la praxis no es así .
No sé que sentir, eh pensado en tirar todo y marcharme de aquí , soy extranjero y aunque pareciera hablamos el mismo idioma, no es así.
Mi emociones han estado desbordadas, está última vez, me fui a gritar a mi pieza y sacar lo que sentía, tengo QUE aceptar que me hizo bien, me sentí vaciada, pero éramos dos pequeños mi hijo y yo LLORIQUEANDO.
Estoy sacada de onda y ya ni sé por DÓNDE. Gracias por leer mi sentir