Hay varias formas de abordar un problema.
Y esto es algo de lo que te das cuenta cuando ya has solucionado el problema. Antes, estabas ofuscadísimo, lamentándote de tu mala suerte quizás y contándole a todo el mundo el problema tan grave que tenías para el que estabas seguro que no había solución.
Y un día, de repente, te da por abrir las orejas, escuchar otras opiniones, tenerlas en cuenta y ponerlas en práctica.
Y sí, resulta que tu problema tenía solución y no era tan grave como parecía.
Con tu alergia pasa lo mismo.
Estás tan pendiente de quejarte porque tienes que cerrar las ventanas en primavera para que no entre el polen, que no te estás dando cuenta de que hay otras soluciones que te pueden ayudar a reducir el impacto de los síntomas de la alergia.
Si un dolor de muelas no es para siempre, tu alergia tampoco tiene por qué serlo.
Y no me digas que no me crees porque es muy pronto para que me pongas el “no” por delante.
Sigue leyendo que yo te sigo contando más cosas.
¿Qué es una alergia?
La etimología de alergia es allos, que significa “otro” en griego, y ergos, que significa “reacción”. Por lo tanto, alergia es una reacción a un otro.
Si seguimos tirando del hilo, la reacción a un otro, puede ser cualquier “otro”.
El otro puede ser un ser vivo, como tú y como yo (alguien que «te pone enfermo») o un otro inerte, como el látex, la hebilla del cinturón o los pendientes de bisutería.
Nuestra mente no distingue al “otro” real, del «otro» imaginario. No distingue al «otro» realmente peligroso del «otro» imaginariamente peligroso.
Si vamos caminando por la montaña, y te cuento que es una zona donde abundan las serpientes, y te enumero la cantidad de amigos míos que han sido atacados por una de ellas, y además te recuerdo que no hay médico en 100 km a la redonda, en tu mente se van a generar pensamientos llenos de miedo y tu cuerpo va a reaccionar y a provocar la huida.
Si luego te digo que era broma, además de haber provocado que me lances tus mejores insultos, habré provocado que tu mente abandone la idea de huir.
¿Qué reacciones nos puede producir?
Otra persona u otro objeto nos puede producir reacciones positivas o reacciones negativas.
Las reacciones positivas las almacena nuestra mente como recursos con las que afrontar próximas situaciones.
Las reacciones negativas ponen en alerta a todo nuestro sistema psico-físico.
Este sistema de alerta se llama sistema de respuesta ante el estrés.
Vamos a bucear en esta cuestión.
¿Qué es el estrés?
Usamos tanto la palabra estrés como los emoticonos del whatsapp, y quizás sea bueno definirla para que todos hablemos de lo mismo, y no desde definiciones particulares.
El estrés es la respuesta de adaptación de nuestro organismo a una situación que ocurre en el exterior.
No nos olvidemos, que si los seres humanos careciéramos de los mecanismos del estrés, no sobreviviríamos mucho tiempo, por lo que te recuerdo, o te cuento por primera vez, que hay un estrés positivo y un estrés negativo.
Si la respuesta ante un estímulo es negativa y provoca malestar hablamos de estrés negativo. Si la respuesta es positiva y produce bienestar y satisfacción, hablamos de estrés positivo.
La diferencia es simple.
El sistema de respuesta ante el estrés se pone en marcha cuando el cerebro interpreta una situación del exterior como peligrosa.
El estrés positivo nos estimula a enfrentarnos a nuevas situaciones: saca a relucir nuestra creatividad, nuestra capacidad de tomar la iniciativa y nos ayuda a responder eficientemente a nuevas situaciones.
El estrés negativo, cuando es excesivo y continuado nos predispone a la aparición de ciertas enfermedades.
¿Por qué enfermamos por estrés?
Porque el hipotálamo, que es una zona del cerebro que se encarga de coordinar las conductas relacionadas con la supervivencia envía señales que activan el funcionamiento de liberación de cortisol y de adrenalina.
El cortisol ayuda tanto a luchar contra enfermedades potenciales como a frenar la respuesta inmunológica o a iniciar la huida de una situación peligrosa.
La adrenalina se encarga de la respuesta de alerta, genera energía por si fuese necesario escapar o luchar, y aumenta el ritmo cardíaco.
Como puedes ver, la conexión mente-cuerpo es evidente. El estrés percibido activa al sistema nervioso y este a su vez influye sobre el sistema inmune.
Según la Universidad de Harvard, entre el 60% y el 90% de las consultas a médicos generales tiene una clara relación con el estrés.
Han demostrado que los daños del estrés son causados por la escasa capacidad que tenemos a la hora de gestionar nuestras emociones y sentimientos.
Si sólo nos enfocamos en los problemas físicos, damos la espalda a encontrar soluciones integrales y saludables
¿Qué relación hay entre el estrés y las enfermedades?
¿Haces algo para gestionar las emociones y sentimientos asociados a tu estrés?
Si lo máximo que haces es quejarte y quejarte y volverte a quejar porque crees que así alguien vendrá a solucionar tus problemas, estás queriéndote poquito, querid@ amig@.
Has oído muchas veces que la caída del pelo, las taquicardias o el insomnio son producidas por el estrés.
Y si tienes algunos de estos síntomas, seguro que vas a hacer algo por reducir el estrés porque no te quieres quedar calvo ni que te explote la patata.
Entonces, ¿por qué por tu alergia no haces algo más?
Si sólo vas a quejarte durante el resto de tus días y a comprar antihistamínicos porque no hay nada más que hacer, estás diciendo que tu biología funciona dependiendo de criterios arbitrarios.
Y no. No es así
Tu biología no funciona arbitrariamente.
Si el estrés te afecta hasta el punto de debilitar tus capilares, también lo hace para acrecentar o aumentar los síntomas de tu alergia.
Y si reducir el estrés hace que puedas lucir pelazo como en los anuncios de champú, también supone que puedes volver a vivir en primavera como Heidi, deslizándote por las montañas llenas de florecitas sin pañuelos en el bolsillo…
Y esto no lo digo yo sóla. Lo dicen diversos estudios científicos.
Diferentes universidades han estudiado y demostrado la asociación entre el desencadenamiento de los síntomas alérgicos, y situaciones de estrés personales o familiares.
Está demostrada la relación entre el desencadenamiento de la alergia y el estrés personal o familiar
Angélica Dávila, profesora titular de Psicología Sanitaria de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina, advierte que “se está observando que el estrés psico-social se está revelando como un factor de gran importancia en la aparición y/o agravamiento de las enfermedades alérgicas.
El estrés y la ansiedad acumulada son factores demostrados para que se produzcan otras enfermedades de hipersensibilidad como afecciones tiroideas, reumatológicas y autoinmunes en general.”
Si eres de los que padecen de urticaria, deberías saber que es una de las afecciones en las cuales el estrés, la ansiedad y los problemas emocionales adquieren una importancia mayor.
Juan Carlos Copioli, profesor titular de Clínica Médica en la Universidad Nacional de Córdoba indica que “si bien las alergias son enfermedades crónicas, y puesto que el factor estrés es el determinante principal, se puede, mediante un manejo adecuado con la intervención de un profesional especialista, psicólogo o psiquiatra, lograr la atenuación o desaparición de los síntomas de la alergia”.
Todos sabemos que los factores psicológicos influyen en nuestra salud, yendo desde la vulnerabilidad para enfermarse, hasta mejorar la capacidad natural que tiene el organismo de recuperarse de las enfermedades y mantenerse sano.
¿Cuál es la relación entre las emociones y una alergia?
Los que mejor conocen el funcionamiento del comportamiento humano, los psicoanalistas, recomiendan que se investigue en cada caso, el significado que inconscientemente le hemos dado al alérgeno que ha desencadenado la reacción alérgica para comprender mejor la enfermedad.
Es decir, que profundices en tu historia personal y desveles cuál es la situación estresante que has vivido o estás viviendo, en la que estaba presente eso que hoy te produce alergia.
Y después, manejes correctamente las emociones y sentimientos asociados a esas vivencias estresantes.
Aquel día que caminábamos por la montaña mientras yo te hablaba de serpientes, tú tuviste un pico de estrés, y casualmente, ahora cada vez que ves una serpiente tienes urticaria.
¿Qué pasó verdaderamente en tu interior? ¿Cuáles fueron tus sentimientos? ¿Qué emociones se despertaron en ti? ¿Las pusiste en palabras? ¿Manejaste adecuadamente tu estrés?
Esto, que estoy segura que no has hecho todavía es lo que marca la diferencia entre una alergia que vas a sufrir eternamente, y una alergia de la que hablar en pasado.
Y te hablo desde mi experiencia propia.
Yo no conocía a esos científicos de Harvard que dicen que los daños del estrés son producidos porque no manejamos correctamente nuestras emociones y sentimientos, pero esa fue la clave de la remisión de mis síntomas alérgicos.
Te invito a que reduzcas el estrés asociado a tu alergia.
Te cuento más sobre los CONFLICTOS EMOCIONALES asociados a la ALERGIA, AQUÍ